viernes, 12 de noviembre de 2010

CALIDAD SE DICE CON PLATA

Con el inicio del gobierno del presidente Santos, parece que tenemos la suerte de cambiar los referentes metafóricos que permiten ir comprendiendo las prioridades de la administración. Pasamos del lenguaje de trincheras, héroes de la patria, combates e informantes, al lenguaje ferroviario que nos induce a subir en las locomotoras de la prosperidad. Desde luego, es algo más esperanzador y permite pensar en algo que progresa sobre carrileras de civilidad que algunos extrañábamos. Una locomotora que avanza me gusta más que unos huevitos para empollar, pero las declaraciones del Ministro de Hacienda sobre el presupuesto de inversión en áreas claves no hacen pensar en máquinas a todo vapor, sino apenas caminando.
No es claro si la educación es una de las locomotoras, a pesar de que la experiencia de países como los del sudeste asiático demuestra que no hay ningún dinamizador igual del empleo, la productividad, la equidad y la consolidación democrática. Se menciona el tema de ciencia y tecnología, pero para que este frente funcione es indispensable un fortalecimiento decidido de la calidad de la educación básica y de la educación superior.

La entrevista que concedió la ministra de Educación a Yamid Amat comienza a mostrar las prioridades en este campo. La primera impresión me parece muy positiva. Cuando se le pregunta qué se entiende por calidad, la Ministra responde: "Primero, para nosotros una educación de calidad es aquella que forma mejores seres humanos, ciudadanos con valores éticos, respetuosos de lo público; colombianos que conocen y respetan los derechos humanos y, por lo tanto, conviven en paz. Segundo, mejoramiento de la calidad también es alcanzar una educación pertinente, que sea competitiva y que contribuya a cerrar distancias de inequidad. Tercero: una educación que genera oportunidades legítimas de prosperidad, que está centrada en la institución educativa y que debe comprometer a toda la sociedad".
Esta respuesta incluye todos los aspectos centrales, pero es necesario precisar qué acciones se requieren para cumplir este propósito, cuánto cuestan y de dónde se obtendrán los recursos. Es claro para la Ministra y para el Presidente que la educación preescolar es muy importante y debe, por tanto, ser prioridad del Estado. Pero hoy no hace parte del Sistema General de Participación, la cobertura apenas alcanza el 50 por ciento y no está en manos de profesionales preparados. Es claro que la educación no puede ser una herramienta de perpetuación de la inequidad social y eso supone que la educación oficial avance a estándares de calidad similares a los de la educación privada de alta calidad.

Pero eso no se puede lograr con una relación de alumnos por profesor que está entre las más altas de América Latina y el Caribe, llegando con frecuencia a grupos de 45 y 50 estudiantes.

Los anteriores son solamente dos ejemplos que permiten intuir la necesidad de incrementar el gasto per cápita, que resulta muy insuficiente.
Un reciente trabajo elaborado por Alfredo Sarmiento, para Educación Compromiso de Todos, desarrolla con sumo detalle la situación actual de la educación colombiana, haciendo énfasis en el tema de inclusión y atención a la población con discapacidad, donde todavía el país tiene un rezago preocupante. Pero también muestra la importancia de actuar con prontitud en una serie de medidas que permitirían avanzar significativamente a partir de una coyuntura poblacional que denominan los expertos el Bono Demográfico.
Sobre este trabajo tendré oportunidad de volver en otras columnas para analizar aspectos particulares, pero considero que las recomendaciones que allí se ofrecen deberían ser tomadas muy en cuenta en el proceso de elaboración del plan sectorial de educación. Asumir en serio estos temas implicará comprometer a muchos sectores sociales y de la clase dirigente de este país, donde la nueva Ministra tiene una gran receptividad por su trayectoria.

http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/franciscocajiao/calidad-se-dice-con-plata_8001800-4

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